Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.

Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.
Oceànica sensació.

jueves, 12 de noviembre de 2020

"¿No me estás aguantando, muerte, de pie, la vida?"

 ¿Y quién lo tiende?

Quien podría entender el último aliento del primer suspiro de la mañana. Quién podría entender el último paso que avanzo para mover las agujas del reloj, 365 días antes para el resto de mi vida. Quién podría entender todas las sombras que habitan en los recovecos profundos de mi inmensidad. Quién podría entenderme cuando regreso y todo huele a botas de agua, a frío, con el pecho ardiendo. Quién podría entender la oscuridad.


¿Y quién me siente?

Traspasar la piel, sentir el vértigo, vestirse de los miedos de los que, tonta, alardeo. Quién puede sentir las heridas en las alas, el grito desgarrador que construye mi sonrisa. Quién puede caber entre mis dedos, quién puede apretar el nudo de mi cinta. Quién puede llevar mis pasos, cargarlos a la espalda de los días. Quién puede entender el café diurno, las tardes donde todos los fantasmas me resguardan bajo el peso de mis hombros.

Quién puede entender el misterioso néctar que impregna mis mejillas, quién puede entender el recorrido de los rumbos tormentosos que vienen a mi encuentro. Quién puede entender las cuchillas rozando mis talones, estas ganas de correr, quién puede entender el impulso al que conducen mis manos al romper los barrotes. Quién puede entender lo invisible de camino, el azul clarito, las sendas por las que no se ha de volver.

Quién puede conocer lo amargo de la sensación, los metros de caída, la incertidumbre. Lo desconocido, todo lo que tiene que venir y no viene. Quién puede comprender divisar el Parnaso, contemplar en la palma de la mano todo el continente hecho de freetours. Quién puede entender lo que se siente al estar completamente rendido a ese puto milagro que supone que exista. Y, al pestañear dos segundos... Tan sólo dos segundos. Todo lo sólido se desvanece en el aire.