Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.

Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.
Oceànica sensació.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Sigo en el mismo sitio del que huiste.

A veces tengo miedo.

Puedo bucear entre navajas por tus más bellos recuerdos. Puedo sentir como me hiere tan solo pensar que yo no podría, que yo no puedo...

Puedo bucear entre mis más horribles miedos, donde claramente puedo verte sosteniendo una cerveza y brindando a su salud. A su caffè espresso. A ese intento vuestro de volver a nacer, con mi corazón aun fresco tendido en la cama.

Puedo bucear entre todas las dudas que me escondes. Y veo tus ojos buscando el sureste, rastreando aquel boto tan familiar durante ciertos años. Y me veo a mi, nadando entre mis lágrimas contra tu marea tratando de alcanzarte, pero no llego. Tal vez nunca llegue.

Y me detengo en tus pupilas pero no me veo. Y veo todos mis estúpidos y patéticos intentos de que te enamores como yo necesito que me quieran, pero sólo encontré palabras que me destrozan el alma.

- Aunque mis actos puedan confundirte, intento sentirme mejor diciéndote que sólo es un juego, que sólo eres un juego. Después no vayas gritándole al mundo que no te advertí que palpito por otros ojos.

A veces tengo miedo.
A veces me detengo en mis veinticuatro razones y no me encuentro entre tus treinta y siete anhelos. A veces mi mente, débil y nostálgica, necesita explorar tus otros mundos. A veces necesito romperme el alma con todos tus tonos color sepia, con todas las sonrisas, las manos en la cintura y las copas de vino. Necesito verlo para castigarme.
Entonces me detengo, rota y estúpida, y me observo por dentro. Ni esas sonrisas, ni copas de vino, ni planes de vida, ni rumbo, ni prisa, ni dirección.


A veces tengo miedo.
Y me quiebro hecha millones de hilos de cristal comprimiendo mi corazón. Y es ahí, en mis peores momentos, cuando puedo observarme con mayor claridad. Y me pregunto dónde quedo yo, qué hay de diferente en mi, cómo empezó todo esto. Todas las mañanas me pregunto si esta coyuntura fue creada únicamente por mis ganas, si tú tuviste algo que ver, si en algún momento pensaste en mi corazón del mismo modo que yo me desvivía por plasmarte los versos más bellos. Patética.

A veces siento tanto miedo que no me quiero. Que no me valoro. Que siento que no valgo absolutamente nada. Que ni siquiera me merezco.
A veces me pregunto qué soy para ti, qué fui. Qué significaron para ti los días más bonito de mi último año en el Sur. Qué fue para ti tener mi corazón en tus manos, qué fue para ti tirarlo al suelo y pisarlo fuerte cuando solo buscabas la costa de la mano de tus antiguos recuerdos.


"Quiero tener el poder de hacer llorar el corazón de la gente que no sabe que quien no arriesga no gana y no pierde. Que sólo a los cobardes los persiguen las agujas del reloj."