Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.

Sigue dejando que tu sonrisa ilumine el mundo, al menos el mio.
Oceànica sensació.

martes, 17 de diciembre de 2013

El clamor me agrieta.

Veinte inviernos no son suficiente. Simular catorce primaveras no vale la pena. Dieciocho veranos fugaces viendo el mar. Playas infinitas, carreteras sin fin. Paralelamente, la ciudad se sigue derrumbando, y en la acera mientras tanto anémonas de humo, antenas de coral. Me pierdo en la bruma.
Siempre pensé que el grito es la respuesta. Lo sigo creyendo. Pero cuando comienzan a surgir las grietas, cuando el estruendo interior te destroza por dentro comienzas a planteártelo. ¿Y si sólo es un mecanismo de defensa? ¿Y si sólo busco esconderme? ¿Y si lo realmente correcto sería abrir los ojos de una vez?
No lo sé. Puede que lo que siempre quise sea realmente mi miedo interior. Puede que no sea una virtud, como siempre pensé, sino el peor de mis defectos. Puede que sea por su culpa, puede que ese sea el problema.
Pero también puede que trate de justificarme, puede que trate de explicar por qué agrieta con sus gritos mi barniz de primavera. Tal vez sólo busque excusarme, dilucidar el torbellino de emociones y poner orden en mi vida.
Sé que miento. Sé que me justifico. O tal vez sólo intente convencerme...